¿Sufres dolor persistente en el antebrazo cerca del codo? Aprende a identificar, tratar y recuperarte del síndrome del túnel radial antes de que afecte tu fuerza y tu vida diaria.
El síndrome del túnel radial es una afección en la que el nervio radial se comprime al pasar por un espacio estrecho del antebrazo, causando dolor, debilidad o fatiga en el brazo.
A menudo se confunde con el codo de tenista, pero el síndrome del túnel radial requiere un enfoque distinto para el diagnóstico y el tratamiento. Es relativamente infrecuente, pero si no se trata puede interferir en tareas diarias como agarrar, levantar o usar herramientas. Los movimientos repetitivos del brazo en el trabajo o el deporte son desencadenantes comunes.
Este artículo explica qué es el síndrome del túnel radial, sus causas, cómo reconocer sus síntomas y qué opciones de tratamiento ayudan a aliviar el dolor y a recuperar la función.
¿Qué es el síndrome del túnel radial?
El síndrome del túnel radial es un trastorno de compresión nerviosa. Ocurre cuando el nervio radial se comprime o irrita en el túnel radial, un espacio estrecho en la parte superior del antebrazo, cerca del codo.
Cuando las estructuras dentro o alrededor del túnel ejercen presión sobre el nervio radial, pueden provocar dolor, debilidad o molestias en el antebrazo y la muñeca. A esta situación se la conoce como síndrome del túnel radial.
¿Qué es el túnel radial?
El nervio radial va desde el cuello por la parte posterior del brazo hasta la mano. En el antebrazo, atraviesa un canal muscular llamado túnel radial, situado cerca de la articulación del codo. Este túnel está formado por músculos, tendones y hueso.
¿Qué causa el síndrome del túnel radial?
El síndrome del túnel radial se debe a la compresión o irritación del nervio radial al pasar por el túnel radial en la parte superior del antebrazo. Varias estructuras anatómicas y actividades pueden contribuir a esta compresión.
Causas comunes:
Movimientos repetitivos del antebrazo: La rotación frecuente del antebrazo, especialmente los giros (como usar un destornillador), puede irritar o comprimir el nervio radial.
Extensión forzada de muñeca y dedos: Los movimientos de extensión repetidos o mantenidos aumentan la tensión sobre el nervio radial y los tendones cercanos.
Hipertrofia muscular: Los músculos del antebrazo agrandados o sobreutilizados pueden presionar el nervio.
Bandas fibrosas o tejido tenso: La fascia tensa o las bandas fibróticas dentro del túnel radial pueden estrechar el nervio.
Traumatismo directo: Un golpe en la parte externa del antebrazo o microtraumatismos repetidos pueden inflamar los tejidos alrededor del nervio.
Compresión por estructuras adyacentes: El nervio radial puede comprimirse donde pasa entre las dos capas del músculo supinador, en particular en la zona conocida como la arcada de Frohse, un sitio frecuente de atrapamiento.
Las actividades laborales y deportivas que implican uso repetitivo y vigoroso del codo, el antebrazo o la muñeca aumentan el riesgo de desarrollar síndrome del túnel radial. En algunos casos no se identifica una causa clara, pero el sobreuso mecánico es el factor más frecuente.
¿Cuáles son los signos y síntomas del síndrome del túnel radial?
El síndrome del túnel radial provoca un conjunto de síntomas relacionados con la compresión del nervio radial en la parte superior del antebrazo. Suelen empezar de forma leve y empeoran con la actividad continuada o la presión sobre el nervio.
Signos y síntomas comunes:
Dolor sordo en la cara externa del antebrazo: Es la queja más frecuente. Suele sentirse a unos centímetros por debajo del epicóndilo lateral (la parte ósea del codo externo) y puede irradiarse por el antebrazo.
Dolor con la actividad del antebrazo: Acciones como agarrar, empujar, tirar o girar el antebrazo (p. ej., abrir una puerta o usar un destornillador) pueden desencadenar o empeorar el dolor.
Sensibilidad sobre el túnel radial: Presionar el área justo por debajo del codo suele provocar molestia.
Debilidad al extender la muñeca o los dedos: En algunos casos, si se afecta el nervio interóseo posterior, puede notarse menor fuerza al extender la muñeca o los dedos.
Fatiga en el antebrazo: El brazo se cansa rápido durante tareas repetitivas, incluso sin dolor agudo.
Sin pérdida sensitiva: Aunque el nervio radial tiene funciones sensitivas, típicamente no hay entumecimiento ni hormigueo. Esto ayuda a diferenciarlo de otras afecciones nerviosas.
El dolor del síndrome del túnel radial suele confundirse con el codo de tenista, pero normalmente se localiza algo más abajo en el antebrazo y se debe a irritación del nervio, no a inflamación tendinosa.
¿En qué se diferencia del codo de tenista?
El síndrome del túnel radial implica compresión del nervio radial y causa dolor profundo y sordo en la parte externa del antebrazo, a menudo sin sensibilidad directamente en el codo. En cambio, el codo de tenista (epicondilitis lateral) se debe al sobreuso de los tendones, generando dolor agudo directamente en el epicóndilo lateral. El dolor del túnel radial suele situarse más abajo en el brazo y empeora con la compresión nerviosa, mientras que el del codo de tenista empeora con la extensión de la muñeca contra resistencia.
¿Cómo se diagnostica el síndrome del túnel radial?
El diagnóstico del síndrome del túnel radial es principalmente clínico y se basa en la historia del paciente, los síntomas y un examen físico detallado. Dado que no existe una prueba única y definitiva, el diagnóstico a menudo requiere descartar otras causas de dolor en antebrazo y codo, como el codo de tenista o la compresión de raíces nerviosas cervicales.
¿Qué incluye el examen físico?
El profesional evaluará:
Sensibilidad a la presión sobre el túnel radial, típicamente a 3–5 cm por debajo del epicóndilo lateral.
Dolor con supinación del antebrazo contra resistencia (girar la palma hacia arriba) o con la extensión resistida del dedo medio—estas pruebas estresan el túnel radial.
Ausencia de sensibilidad marcada en el epicóndilo lateral, lo que ayuda a distinguirlo del codo de tenista.
Ausencia de pérdida sensitiva, lo que lo diferencia de otros atrapamientos nerviosos.
¿Qué pruebas ayudan a confirmarlo?
Si bien el examen físico es clave, pueden utilizarse algunas pruebas para apoyar el diagnóstico:
Estudios de conducción nerviosa (ECN) y electromiografía (EMG) pueden detectar disfunción del nervio radial, especialmente en casos con afectación del nervio interóseo posterior. Sin embargo, pueden ser normales si solo se afectan fibras sensitivas.
Imagen (RM o ecografía) no suele ser necesaria, pero puede ayudar a excluir otras causas como tumores, masas o anomalías estructurales.
Bloqueo nervioso diagnóstico: La inyección de un anestésico local en el túnel radial puede aliviar el dolor temporalmente. Si mejoran los síntomas, apoya el diagnóstico.
Como el síndrome del túnel radial comparte síntomas con otras afecciones, un diagnóstico preciso requiere combinar cuidadosamente los hallazgos clínicos y la exclusión diagnóstica.
¿Cómo se trata el síndrome del túnel radial?
El tratamiento se centra en aliviar la presión sobre el nervio radial, reducir el dolor y restaurar la función del brazo. Habitualmente se empieza con opciones no quirúrgicas y la cirugía se reserva para los casos que no mejoran tras varios meses.
¿Qué opciones no quirúrgicas existen?
La mayoría de los pacientes responden bien al tratamiento conservador, especialmente si se inicia de forma temprana. Entre las opciones comunes se incluyen:
Modificación de actividades: Evitar las rotaciones repetitivas del antebrazo o la extensión vigorosa de la muñeca que agravan los síntomas.
Reposo y férulas: Uso de férula de muñeca o codo para limitar el movimiento y reducir la irritación del nervio.
Antiinflamatorios: Los AINE pueden ayudar a reducir la inflamación y aliviar el dolor.
Fisioterapia: Programa estructurado con estiramientos, deslizamientos neurales (nerve gliding) y fortalecimiento progresivo de los músculos del antebrazo.
Ajustes ergonómicos: Modificar el puesto de trabajo o el uso de herramientas para reducir el estrés sobre el túnel radial.
Inyecciones de corticosteroides: Aunque controvertidas, algunos clínicos utilizan inyecciones dirigidas cerca del túnel radial para alivio del dolor a corto plazo.
¿Cuándo se necesita tratamiento quirúrgico?
Si los síntomas persisten durante 3 a 6 meses a pesar del tratamiento conservador, puede considerarse la cirugía. Consiste en descomprimir el túnel radial, generalmente liberando bandas fibrosas o porciones del músculo supinador que comprimen el nervio.
Los resultados quirúrgicos suelen ser favorables, pero la recuperación puede llevar varios meses y a menudo se requiere fisioterapia posoperatoria. La cirugía se reserva habitualmente para pacientes con dolor persistente o con afectación documentada del nervio interóseo posterior.
En general, la mayoría de las personas mejoran con tratamiento no quirúrgico, especialmente cuando se diagnostica de forma temprana y se maneja adecuadamente.
¿Cuáles son las opciones quirúrgicas?
Cuando las medidas no quirúrgicas no alivian los síntomas tras varios meses, puede recomendarse la cirugía para descomprimir el nervio radial dentro del túnel radial. El objetivo es liberar la presión sobre el nervio y evitar más irritación.
Principales opciones quirúrgicas:
Descompresión del túnel radial: Es el procedimiento más común. Implica liberar las estructuras tensas del túnel, como bandas fibrosas o porciones del músculo supinador, especialmente cerca de la arcada de Frohse—un sitio frecuente de compresión.
Liberación del nervio interóseo posterior (PIN): Si también está comprimido este ramo del nervio radial, puede ampliarse la liberación a esa zona. Se realiza cuando hay debilidad motora (no solo dolor).
Liberación endoscópica (menos común): Algunos cirujanos emplean una técnica mínimamente invasiva para reducir el daño tisular y favorecer una recuperación más rápida. Sin embargo, es menos usada y depende de la experiencia del cirujano.
¿Qué resultados pueden esperarse tras la cirugía?
El procedimiento suele ser ambulatorio y se realiza con anestesia regional o general.
La recuperación incluye restricción temporal de la actividad y, después, fisioterapia para recuperar fuerza y rango de movimiento.
La mayoría de los pacientes refieren alivio del dolor en semanas, pero la recuperación completa puede tardar varios meses.
La cirugía suele ser eficaz, especialmente en pacientes con compresión nerviosa bien documentada. Los mejores resultados se obtienen cuando el diagnóstico es preciso y ya se han intentado tratamientos conservadores.
¿Cómo puede prevenirse o evitarse el síndrome del túnel radial?
Aunque no todos los casos pueden prevenirse, especialmente los relacionados con variaciones anatómicas, muchos pueden evitarse minimizando el estrés repetitivo sobre el nervio radial y manteniendo patrones de movimiento saludables en codo y antebrazo.
Evitar la rotación repetida del antebrazo: La pronación y supinación frecuentes (giros) aumentan la presión dentro del túnel radial. Alterna tareas cuando sea posible para reducir la carga.
Usar una ergonomía adecuada: En el puesto de trabajo o durante labores manuales, mantén la muñeca en posición neutra y evita la extensión prolongada o el agarre intenso.
Adaptar herramientas y equipos: Utiliza herramientas ergonómicas que reduzcan la tensión de la muñeca y permitan un agarre natural.
Fortalecer y estirar los músculos del antebrazo: Los ejercicios regulares mejoran la flexibilidad y reducen el riesgo de lesiones por sobreuso que pueden llevar a la compresión nerviosa.
Hacer pausas frecuentes: Si tu trabajo o deporte implica movimientos repetidos del brazo, los descansos cortos pueden prevenir la fatiga muscular y la irritación alrededor del nervio radial.
Atender los síntomas tempranos: Busca evaluación médica si aparece dolor persistente en el antebrazo o debilidad. La intervención precoz puede evitar la progresión a un atrapamiento nervioso completo.
Estas medidas son especialmente importantes para grupos de alto riesgo, como trabajadores manuales, mecánicos y deportistas de raqueta o de lanzamiento. La prevención y la concienciación pueden reducir la probabilidad de desarrollar esta afección nerviosa crónica.
