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Síndrome de compresión nerviosa: ¿qué es y cómo le afecta?

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¿Sufre dolor, hormigueo o debilidad por un nervio pinzado? Aprenda a identificar a tiempo el síndrome de compresión nerviosa y descubra tratamientos eficaces para evitar daños nerviosos permanentes.

El síndrome de compresión nerviosa aparece cuando un nervio es presionado o “pinzado” por tejidos cercanos, lo que provoca dolor, entumecimiento o debilidad, por lo general en manos, brazos, piernas o pies.

En esta guía explicamos qué es el síndrome de compresión nerviosa, sus causas, cómo reconocer los síntomas de forma temprana y qué opciones de tratamiento ayudan a aliviar la presión y recuperar la función.

¿Qué es el síndrome de compresión nerviosa?

El síndrome de compresión nerviosa, también llamado neuropatía por atrapamiento, es una afección en la que un nervio queda comprimido o pinzado por tejidos circundantes. Estos pueden incluir músculos, tendones, ligamentos, huesos o cartílago. La presión interrumpe la función normal del nervio y suele causar dolor, entumecimiento, hormigueo o debilidad en la zona afectada.

Generalmente afecta a nervios periféricos (los nervios fuera del cerebro y la médula espinal). Cuando se comprimen, las señales entre el cerebro y el cuerpo pueden alterarse. La localización y la gravedad de la compresión determinan el tipo e intensidad de los síntomas.

La compresión nerviosa puede darse en distintas partes del cuerpo, especialmente donde los nervios atraviesan espacios estrechos y tienen poca protección de tejidos blandos. Ejemplos frecuentes incluyen el síndrome del túnel carpiano (muñeca), el síndrome del túnel cubital (codo) y el síndrome del túnel tarsal (tobillo).

La afección puede desarrollarse gradualmente por movimientos repetitivos o posturas mantenidas, o bien deberse a una lesión, variaciones anatómicas o enfermedades subyacentes. El diagnóstico y tratamiento tempranos son esenciales para prevenir daños nerviosos permanentes.

¿Cómo afecta al nervio?

Cuando un nervio se comprime, la presión interfiere con su función de varias maneras. Primero, el estrés mecánico reduce el flujo sanguíneo (isquemia) al nervio. Sin suficiente oxígeno y nutrientes, las fibras nerviosas no transmiten bien las señales.

La compresión también irrita e inflama la vaina del nervio, la cubierta protectora que lo rodea. Esto provoca actividad eléctrica anómala que puede desencadenar dolor, hormigueo o sensación de ardor.

Si la compresión continúa, puede dañarse la vaina de mielina (capa aislante de las fibras nerviosas). En casos más graves o prolongados, también puede lesionarse el axón (el núcleo de la célula nerviosa). Esto ocasiona debilidad muscular, reflejos disminuidos e incluso déficits sensitivos o motores a largo plazo.

La reversibilidad del daño depende de la intensidad y la duración de la compresión. En fases iniciales, los síntomas pueden ir y venir. Sin tratamiento, el nervio puede sufrir lesiones permanentes, sobre todo si no se elimina la causa de la compresión.

¿Cómo provoca la compresión del nervio una neuropatía por atrapamiento?

La neuropatía por atrapamiento ocurre cuando un nervio permanece crónicamente comprimido o atrapado en un espacio anatómico reducido. Esta presión prolongada altera la estructura y la función del nervio. Con el tiempo, el nervio se inflama y se daña, generando síntomas neuropáticos.

Primero se afecta la conducción de señales eléctricas. A medida que aumenta la presión, se lesiona la vaina de mielina (responsable de la transmisión rápida), lo que ralentiza o bloquea la comunicación entre el nervio y los músculos o la piel.

Si no se trata, la presión continua puede causar degeneración del axón. Esto produce síntomas más severos como entumecimiento persistente, atrofia muscular y pérdida de coordinación o fuerza.

La neuropatía por atrapamiento suele desarrollarse en zonas de alto riesgo donde los nervios pasan por espacios estrechos o cerca de estructuras rígidas, como la muñeca (túnel carpiano) o el codo (túnel cubital). El estrés mecánico, la inflamación y la disminución de la circulación crean un ciclo de lesión nerviosa continua.

¿Qué ocurre cuando se comprime un nervio periférico?

Al comprimirse un nervio periférico, se altera su capacidad de transmitir señales sensitivas y motoras. Esto causa dolor, entumecimiento, hormigueo o debilidad en el área inervada por ese nervio.

Al inicio, la compresión reduce el flujo sanguíneo del nervio, provocando isquemia local e irritación. Puede dañarse la vaina de mielina, afectando la velocidad y precisión de la conducción. Con la compresión sostenida, el nervio puede emitir señales anómalas o dejar de transmitir.

Según la localización y la gravedad, los síntomas pueden ser intermitentes o constantes. Por ejemplo, la compresión en la muñeca puede causar hormigueo en la mano, mientras que cerca de la columna puede afectar a toda una extremidad.

En casos crónicos, las fibras nerviosas (axones) pueden degenerar, lo que conlleva atrofia muscular, reflejos disminuidos y pérdida sensitiva duradera. La intervención temprana es clave para evitar disfunción permanente del sistema nervioso periférico.

¿Qué partes del cuerpo puede afectar este síndrome?

El síndrome de compresión nerviosa puede afectar prácticamente cualquier zona donde un nervio periférico atraviese un espacio estrecho o restringido. Las áreas más comunes son las extremidades —especialmente las articulaciones—, donde los nervios pueden comprimirse por huesos, tendones o músculos durante el movimiento o el uso repetitivo.

Extremidades superiores

Las extremidades superiores son el lugar más frecuente de compresión nerviosa. Ejemplos habituales:

  • Muñeca (síndrome del túnel carpiano): compresión del nervio mediano que causa entumecimiento y hormigueo en pulgar, índice y dedo medio.

  • Codo (síndrome del túnel cubital): compresión del nervio cubital con dolor y hormigueo en anular y meñique.

  • Hombro/cuello (síndrome del desfiladero torácico): compresión del plexo braquial con dolor, debilidad y entumecimiento en brazo y mano.

Contenido relacionado: Reconstrucción de la extremidad superior

Extremidades inferiores

Aunque menos común que en los brazos, la compresión también puede aparecer en las piernas:

  • Tobillo (síndrome del túnel tarsal): compresión del nervio tibial que causa ardor, hormigueo o entumecimiento en la planta del pie.

  • Cabeza del peroné (compresión del nervio peroneo común): puede provocar pie caído, entumecimiento o debilidad en la cara externa de la pierna y el dorso del pie.

Tronco y columna

  • Raíces nerviosas espinales (radiculopatía): las hernias discales o la estenosis espinal pueden comprimir raíces nerviosas a su salida de la columna, causando dolor irradiado, entumecimiento o debilidad en brazos o piernas, según el nivel afectado.

En todos los casos, la localización de los síntomas refleja la función y el trayecto del nervio comprimido.

¿Cuáles son los síntomas de la compresión nerviosa y de un nervio pinzado?

Los síntomas varían según el nervio afectado, el tiempo de evolución y la gravedad de la compresión. En la mayoría de los casos se desarrollan de forma gradual y pueden empeorar sin tratamiento.

¿Cuáles son los síntomas generales del síndrome de compresión nerviosa?

Los signos generales incluyen:

  • Dolor cerca del sitio de compresión, a menudo irradiado a lo largo del trayecto del nervio

  • Hormigueo o “pinchazos” (parestesias)

  • Entumecimiento en la piel inervada por el nervio comprimido

  • Debilidad muscular en la zona afectada

  • Pérdida de coordinación o reducción de la destreza fina

Estos síntomas suelen aparecer en manos, brazos, pies o piernas, según el nervio afectado. A menudo empeoran durante o después de la actividad y mejoran con el reposo, al menos al principio.

¿Cuáles son los síntomas específicos de un nervio pinzado?

Un nervio pinzado suele causar síntomas más localizados y mecánicos, entre ellos:

  • Dolor punzante, irradiado o sensación de ardor a lo largo del nervio

  • Debilidad muscular localizada, como debilidad de prensión o pie caído

  • Síntomas que empeoran con ciertos movimientos, como flexionar la muñeca o el codo

  • Entumecimiento u hormigueo intermitente, a menudo desencadenado por la postura o la actividad

Los nervios pinzados en la columna pueden causar radiculopatía, con síntomas que irradian a un brazo o una pierna. En cambio, un pinzamiento en la muñeca o el codo puede afectar directamente la función de la mano.

¿Cómo se presenta la neuropatía en un nervio comprimido?

Con el tiempo, la compresión crónica puede provocar neuropatía, es decir, daño nervioso duradero. Los signos incluyen:

  • Entumecimiento u hormigueo persistentes

  • Dolor crónico de tipo urente (ardor)

  • Atrofia muscular, especialmente en manos o pies

  • Reflejos disminuidos y sensibilidad alterada

Una vez que aparece la neuropatía, la recuperación es más lenta y puede no ser completa, incluso tras aliviar la compresión. Detectarla e intervenir de forma temprana es fundamental para evitar daños permanentes.

¿Qué causa la compresión nerviosa?

La compresión nerviosa ocurre cuando una presión externa interrumpe la función de un nervio periférico. Esta presión puede provenir de tejidos cercanos, como músculos, huesos, ligamentos o tendones, o de cambios estructurales del cuerpo. Las causas suelen ser multifactoriales y pueden ser agudas o crónicas.

¿Cómo contribuyen los factores estructurales o anatómicos?

Algunas personas nacen con variaciones anatómicas que hacen a ciertos nervios más vulnerables a la compresión. Entre ellas:

  • Pasadizos estrechos por los que deben transitar los nervios

  • Osteofitos o engrosamiento de ligamentos por artritis

  • Quistes o tumores que presionan nervios cercanos

  • Alteraciones posturales que cambian la mecánica articular

Estos problemas estructurales reducen el espacio alrededor del nervio y aumentan el riesgo de atrapamiento incluso con movimientos cotidianos.

¿El sobreuso o el estrés repetitivo pueden pinzar un nervio?

Sí. El movimiento repetitivo o las posiciones mantenidas son una causa común de compresión nerviosa. Ejemplos:

  • Escribir o usar el ratón durante largos periodos (riesgo de túnel carpiano)

  • Apoyarse con frecuencia en los codos (riesgo de túnel cubital)

  • Flexionar con frecuencia la muñeca, la rodilla o el tobillo en el trabajo o el deporte

Con el tiempo, estas actividades provocan inflamación e hinchazón que pueden comprimir nervios cercanos.

¿Qué afecciones sistémicas contribuyen a la compresión nerviosa?

Ciertas enfermedades aumentan la probabilidad de desarrollar síndromes de compresión nerviosa:

  • Diabetes, que hace al nervio más susceptible a daño e hinchazón

  • Artritis reumatoide, que causa inflamación y deformidad articular

  • Trastornos tiroideos, que pueden engrosar tejidos

  • Obesidad, que incrementa el estrés mecánico sobre articulaciones y nervios

  • Embarazo, por retención de líquidos y cambios hormonales que afectan el tejido conectivo

En algunos casos, la combinación de estrés mecánico y enfermedad sistémica causa o agrava la compresión. Identificar la causa subyacente es esencial para orientar el tratamiento y prevenir recurrencias.

¿Cómo se diagnostica el síndrome de compresión nerviosa?

El diagnóstico se basa en una evaluación clínica detallada, apoyada por pruebas que confirman el sitio y la gravedad del compromiso nervioso. El objetivo es identificar qué nervio está comprimido, cuál es la causa y cuánto daño existe.

¿Qué pruebas e inspecciones clínicas identifican un nervio comprimido?

El profesional de salud comenzará con un examen físico y una historia clínica detallada. Pasos clave:

  • Pruebas de sensibilidad: para detectar áreas de entumecimiento u hormigueo

  • Pruebas de fuerza muscular: para evaluar debilidad o atrofia

  • Evaluación de reflejos: para identificar reflejos reducidos o ausentes

  • Maniobras provocativas: como el signo de Tinel o la prueba de Phalen para el túnel carpiano

Estas pruebas ayudan a localizar el problema y a diferenciar la compresión nerviosa de otras afecciones como trastornos vasculares o neuropatías sistémicas.

¿Cuándo se utilizan estudios de imagen o de electrofisiología?

Si los síntomas persisten o el diagnóstico no es claro, pueden requerirse pruebas adicionales:

  • Electromiografía (EMG) y estudios de conducción nerviosa (ECN)
    Evalúan cómo viajan las señales eléctricas a lo largo del nervio. Confirman el diagnóstico, localizan el sitio de compresión y determinan la gravedad del daño.

  • Ultrasonido
    El ultrasonido de alta resolución permite visualizar el nervio comprimido y los tejidos adyacentes en tiempo real, especialmente útil en condiciones dinámicas o espacios anatómicos pequeños.

  • Resonancia magnética (RM)
    La RM ayuda a identificar causas estructurales de compresión, como hernias discales, tumores o alteraciones de tejidos blandos.

  • Radiografías
    Permiten detectar osteofitos, fracturas o deformidades articulares que contribuyen a la compresión.

Un diagnóstico claro permite planificar el tratamiento adecuado (conservador o quirúrgico) y ayuda a prevenir el daño nervioso permanente.

¿Qué opciones de tratamiento existen para la compresión nerviosa y la neuropatía por atrapamiento?

El tratamiento depende de la gravedad de los síntomas, la causa de la compresión y el tiempo de evolución. El objetivo principal es aliviar la presión sobre el nervio, reducir la inflamación y prevenir daños a largo plazo.

¿Qué tratamientos conservadores alivian un nervio pinzado?

En la mayoría de los casos, las compresiones leves o moderadas pueden manejarse sin cirugía. Opciones comunes no quirúrgicas:

  • Modificación de actividades: evitar movimientos repetitivos o posturas prolongadas que agraven los síntomas

  • Férulas u ortesis: soportes para muñeca, codo o tobillo que limiten el movimiento y protejan el nervio

  • Fisioterapia: estiramientos y fortalecimiento para mejorar la postura y disminuir la tensión sobre el nervio

  • Antiinflamatorios: los AINE pueden ayudar a reducir la hinchazón alrededor del nervio

  • Inyecciones de esteroides: en algunos casos, se administran corticosteroides cerca del nervio para disminuir la inflamación

Estas medidas suelen intentarse durante varias semanas o meses. La intervención temprana mejora la probabilidad de recuperación completa.

¿Cuándo se necesita descompresión quirúrgica del nervio?

Puede recomendarse cirugía si:

  • Los síntomas persisten o empeoran a pesar del tratamiento conservador

  • La función nerviosa empeora progresivamente (p. ej., mayor debilidad o entumecimiento)

  • Las imágenes o los estudios nerviosos muestran compresión o daño severos

La descompresión quirúrgica consiste en retirar o liberar el tejido que presiona el nervio. El procedimiento específico depende del lugar: por ejemplo, la liberación del túnel carpiano en la muñeca o la transposición del nervio cubital en el codo. En algunos casos, puede ser necesaria la reparación o reconstrucción del tejido nervioso dañado.

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