¿Experimenta debilidad, entumecimiento o dolor severo en el brazo? Una lesión del plexo braquial podría ser la causa. Esta red de nervios, responsable de enviar señales de la columna vertebral al hombro, brazo y mano, puede dañarse de varias maneras. Comprender las causas, los síntomas y las opciones de tratamiento es crucial para una recuperación efectiva.
Ya sea que esté lidiando con una lesión reciente o síntomas a largo plazo, esta guía completa le proporcionará la información que necesita para tomar control de su salud y recuperar funcionalidad.
El plexo braquial es una red compleja de nervios localizada en la región del cuello y el hombro. Es responsable de enviar señales de la médula espinal al hombro, brazo y mano, permitiendo movimiento y sensación.
Esta red nerviosa se forma por la unión de los nervios espinales C5 a T1, que se ramifican para controlar los músculos y la piel de la extremidad superior.
El daño al plexo braquial puede resultar en debilidad, pérdida de sensibilidad o incluso parálisis del brazo, dependiendo de la gravedad y ubicación de la lesión.
El plexo braquial cumple varias funciones vitales:
Función Motora: Transmite señales nerviosas desde la médula espinal hacia los músculos del hombro, brazo, antebrazo y mano. Esto permite movimientos voluntarios como levantar, agarrar y habilidades motoras finas.
Función Sensorial: Transporta información sensorial desde la piel, articulaciones y músculos de la extremidad superior al cerebro. Esto permite percibir sensaciones como el tacto, temperatura y dolor.
Reflejos: El plexo braquial participa en acciones reflejas, que son respuestas automáticas a ciertos estímulos, ayudando a proteger el cuerpo de lesiones.
En conjunto, el plexo braquial es esencial para el uso coordinado y funcional de la extremidad superior.
Las lesiones del plexo braquial ocurren cuando la red de nervios que envía señales de la médula espinal al hombro, brazo y mano se estira, comprime o desgarra. Estas lesiones pueden variar en gravedad:
Lesiones por Estiramiento: A menudo resultan de un estiramiento excesivo del nervio, comunes en accidentes leves o durante el parto.
Lesiones por Compresión: Ocurren cuando se aplica presión al nervio, posiblemente debido a tumores o presión prolongada sobre el hombro.
Rupturas: Implican el desgarro del nervio, usualmente resultante de traumas más severos.
Avulsiones: El tipo más grave, donde el nervio se arranca de la médula espinal, común en accidentes de alto impacto.
Los síntomas pueden variar desde debilidad leve hasta parálisis completa del brazo afectado, junto con pérdida de sensibilidad y dolor. El tratamiento depende del tipo y gravedad de la lesión, con opciones como terapia física, medicamentos, y en algunos casos, cirugía.
El plexo braquial es una red de nervios que se origina en la médula espinal en el cuello y se extiende a través del hombro hasta el brazo. Su anatomía se divide en cinco segmentos clave:
Raíces: El plexo braquial comienza con cinco raíces nerviosas que emergen de la médula espinal. Estas raíces son los ramos anteriores de los nervios espinales C5, C6, C7, C8 y T1.
Troncos: Las raíces se unen para formar tres troncos:
El tronco superior se forma por la unión de las raíces C5 y C6.
El tronco medio es una continuación de la raíz C7.
El tronco inferior se forma por la unión de las raíces C8 y T1.
Divisiones: Cada tronco se divide en una división anterior y una posterior. Estas divisiones son responsables de inervar los compartimientos flexor (anterior) y extensor (posterior) del brazo.
Cordones: Las divisiones luego se reorganizan para formar tres cordones, nombrados según su posición relativa a la arteria axilar:
El cordón lateral se forma por las divisiones anteriores de los troncos superior y medio.
El cordón medial se forma por la división anterior del tronco inferior.
El cordón posterior se forma por las divisiones posteriores de los tres troncos.
Ramas: Finalmente, los cordones dan lugar a los principales nervios de la extremidad superior:
El nervio musculocutáneo, que inerva los músculos del brazo anterior.
El nervio axilar, que inerva los músculos deltoides y redondo menor.
El nervio radial, que inerva el brazo y antebrazo posterior.
El nervio mediano, que inerva la mayoría de los músculos del antebrazo anterior y algunos músculos de la mano.
El nervio cubital, que inerva algunos músculos del antebrazo y la mayoría de los músculos de la mano.
Esta disposición intrincada permite al plexo braquial controlar los movimientos y sensaciones complejas del hombro, brazo y mano.
Las lesiones del plexo braquial pueden resultar de varios factores, desde eventos traumáticos hasta complicaciones durante el parto. Comprender estas causas es crucial para la prevención, diagnóstico oportuno y tratamiento efectivo. Esta sección explora las principales causas de las lesiones del plexo braquial, dividiéndolas en las que ocurren al nacer y las que afectan a los adultos.
Distocia de Hombros: Ocurre cuando el hombro del bebé queda atrapado detrás del hueso pélvico de la madre durante el parto, provocando un estiramiento excesivo de los nervios del plexo braquial.
Parto de Nalgas: Los bebés que nacen de pies o nalgas tienen un mayor riesgo de lesión del plexo braquial debido a una posición inusual y tracción en el cuello y los hombros.
Peso Alto al Nacer: Los bebés con un peso elevado al nacer suelen tener más dificultad para pasar por el canal de parto, aumentando la probabilidad de daño nervioso.
Trabajo de Parto Prolongado: El trabajo de parto prolongado puede causar mayor presión en los hombros y cuello del bebé, aumentando el riesgo de lesión del plexo braquial.
Parto Asistido por Instrumentos: El uso de instrumentos como fórceps o ventosas durante el parto puede, a veces, ejercer una fuerza excesiva en la cabeza y el cuello del bebé, causando daño nervioso.
Trauma: Accidentes de alto impacto, como choques de auto o motocicleta, son causas comunes. Estos incidentes pueden estirar, comprimir o desgarrar los nervios debido al movimiento brusco de la cabeza y el cuello.
Lesiones Deportivas: Deportes de contacto como el fútbol americano, lucha y rugby representan un riesgo de lesiones del plexo braquial. Los atletas pueden sufrir daño nervioso por golpes directos en el cuello o hombro o por caídas que estiran demasiado los nervios.
Caídas: Las caídas desde alturas significativas o impactos severos pueden provocar lesiones del plexo braquial, especialmente en personas mayores o con condiciones de salud subyacentes que afectan la salud de los nervios.
Tumores: Crecimientos o tumores en el área del cuello o el hombro pueden comprimir los nervios del plexo braquial, causando dolor, debilidad y pérdida de función en el brazo afectado.
Condiciones Inflamatorias: Ciertas condiciones médicas, como la plexitis braquial (síndrome de Parsonage-Turner), implican inflamación del plexo braquial, causando dolor repentino e intenso en el hombro seguido de debilidad y atrofia en los músculos del hombro y brazo.
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