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Descubra cómo identificar, tratar y recuperarse de las lesiones nerviosas. Aprenda soluciones eficaces para restaurar la función, aliviar el dolor y prevenir daños nerviosos a largo plazo.

Guía de la lesión del nervio: síntomas, dolor nervioso y opciones de tratamiento del daño nervioso

La lesión del nervio se produce cuando un nervio se daña por un traumatismo, compresión o enfermedad, lo que interrumpe las señales entre el cerebro, la médula espinal y el cuerpo.

Estas lesiones importan porque pueden causar debilidad, entumecimiento o dolor y, en los casos graves, una pérdida permanente de la función. El diagnóstico y el tratamiento precoces mejoran la recuperación, pero muchos casos pasan desapercibidos hasta que el daño es avanzado.

En esta guía explicamos qué son los nervios, las causas y los síntomas de las lesiones nerviosas, cómo se diagnostican, las opciones de tratamiento, incluidas las técnicas quirúrgicas, y qué esperar durante la recuperación.

3D illustration of a nerve cell highlighting nerve injury, pain signals, and nerve damage.

¿Qué es un nervio?

Un nervio es un haz de fibras que transporta mensajes entre el cerebro, la médula espinal y el resto del cuerpo. Estos mensajes controlan el movimiento, la sensibilidad y muchas funciones involuntarias como la respiración y la digestión.

Los nervios están formados por células especializadas llamadas neuronas. Cada neurona tiene prolongaciones largas, conocidas como axones, que transmiten señales eléctricas. Los tejidos circundantes, incluidas capas de tejido conectivo y una vaina protectora de mielina, aíslan y sostienen estas señales.

El cuerpo tiene tres tipos principales de nervios:

  • Los nervios sensitivos transmiten información desde la piel, los músculos y los órganos al cerebro.

  • Los nervios motores envían señales desde el cerebro y la médula espinal a los músculos, controlando el movimiento.

  • Los nervios autónomos gestionan funciones automáticas como la frecuencia cardiaca, la presión arterial y la digestión.

Los nervios sanos garantizan que los mensajes viajen de forma rápida y precisa. Cuando un nervio se lesiona, estas señales pueden alterarse, lo que provoca síntomas como debilidad, entumecimiento o dolor.

¿Qué causa una lesión del nervio?

Una lesión del nervio ocurre cuando la fuerza física, la presión o una enfermedad alteran la estructura o la función del nervio. Este daño puede bloquear o distorsionar las señales eléctricas que los nervios utilizan para transportar mensajes.

Las principales causas incluyen:

  • Traumatismo directo: los cortes, aplastamientos o golpes pueden seccionar o comprimir los nervios.

  • Presión: la compresión prolongada por fracturas óseas, yesos apretados o movimientos repetitivos puede lesionar los nervios.

  • Estiramiento: el movimiento brusco o excesivo de un miembro puede sobreestirar y dañar las fibras nerviosas.

  • Enfermedades: la diabetes, las enfermedades autoinmunes, las infecciones y ciertos cánceres pueden dañar los nervios con el tiempo.

  • Exposición a tóxicos: el abuso de alcohol, algunos medicamentos o metales pesados pueden perjudicar la salud nerviosa.

En muchos casos, una lesión nerviosa resulta de más de un factor. Por ejemplo, una fractura puede causar tanto compresión como estiramiento de los nervios cercanos. Comprender la causa es esencial para seleccionar el tratamiento adecuado y prevenir nuevos daños.

¿Cuáles son los síntomas y signos de una lesión del nervio?

Una lesión del nervio puede producir síntomas que varían según el tipo de nervio afectado y la gravedad del daño. Los síntomas aparecen porque el nervio lesionado ya no puede transportar correctamente los mensajes entre el cerebro, la médula espinal y el cuerpo.

Los síntomas comunes incluyen:

  • Entumecimiento: pérdida de sensibilidad en la piel o tejidos más profundos.

  • Hormigueo o “alfileres y agujas”: sensaciones anormales que pueden ir y venir o persistir.

  • Dolor urente o punzante: puede ser constante o desencadenarse con el tacto o el movimiento.

  • Debilidad: reducción de la fuerza muscular en el área inervada por el nervio lesionado.

  • Atrofia muscular: pérdida de masa muscular si la lesión se prolonga.

  • Problemas de coordinación: dificultad con la motricidad fina o el equilibrio.

Los signos reconocibles durante la exploración incluyen:

  • Reflejos reducidos: respuestas más lentas o ausentes en las pruebas de reflejos.

  • Cambios en la piel: alteraciones de temperatura, color o sudoración en el área afectada.

  • Pérdida del sentido de la posición: incapacidad para detectar la posición de un miembro o articulación sin mirar.

La identificación precoz de estos síntomas y signos es importante, ya que el tratamiento oportuno puede reducir el riesgo de daño nervioso permanente y mejorar la recuperación.

¿Qué tipos de lesiones nerviosas existen?

Las lesiones nerviosas se clasifican según el grado de daño a las fibras nerviosas y a las estructuras circundantes. Los sistemas más utilizados son las clasificaciones de Seddon y de Sunderland.

La clasificación de Seddon incluye tres tipos principales:

  • Neurapraxia: la forma más leve, en la que el nervio está intacto pero la conducción eléctrica se bloquea temporalmente. La recuperación suele producirse en semanas o meses.

  • Axonotmesis: el axón está dañado, pero el tejido conectivo circundante permanece intacto. El nervio puede regenerarse, pero la recuperación lleva meses o más.

  • Neurotmesis: la forma más grave, en la que tanto el axón como las estructuras circundantes están seccionados. A menudo se requiere cirugía y puede que no sea posible una recuperación completa.

La clasificación de Sunderland amplía esto en cinco grados de lesión, desde el bloqueo de conducción leve (primer grado) hasta la transección completa del nervio (quinto grado), ofreciendo una escala más detallada para el diagnóstico y la planificación del tratamiento.

¿Cómo se diagnostica una lesión del nervio?

El diagnóstico comienza con una historia clínica detallada y un examen físico. El médico evalúa los síntomas, comprueba la fuerza muscular, valora los reflejos y explora la función sensitiva en el área afectada.

Pruebas adicionales ayudan a confirmar el diagnóstico y medir la magnitud del daño:

  • Estudios de conducción nerviosa (NCS): miden la velocidad y eficacia con que las señales eléctricas viajan a lo largo de un nervio.

  • Electromiografía (EMG): registra la actividad eléctrica en los músculos para identificar disfunción nerviosa o muscular.

  • Pruebas de imagen: la resonancia magnética (RM) o la ecografía pueden detectar compresión, edema o daño estructural del nervio.

  • Pruebas sensoriales cuantitativas: miden las respuestas al tacto, la vibración o los cambios de temperatura.

La combinación de la evaluación clínica y las pruebas diagnósticas garantiza la identificación precisa del tipo de lesión nerviosa y guía la elección del tratamiento. El diagnóstico precoz aumenta las probabilidades de una recuperación exitosa.

¿Qué ocurre cuando un nervio se lesiona?

Cuando un nervio se lesiona, su capacidad para transportar mensajes entre el cerebro, la médula espinal y el cuerpo se ve alterada. Esta interrupción puede ralentizar, modificar o bloquear por completo las señales eléctricas que controlan el movimiento, la sensibilidad y las funciones automáticas.

Según la gravedad de la lesión:

  • Bloqueo de conducción temporal: la estructura del nervio permanece intacta, pero la inflamación o la compresión interfieren en la transmisión de señales.

  • Daño axonal: las fibras largas dentro del nervio, llamadas axones, se dañan, lo que conduce a la degeneración de la sección distal a la lesión (degeneración walleriana).

  • Transección completa: tanto los axones como las cubiertas protectoras están seccionados, impidiendo cualquier transmisión de señales hasta que se intente una reparación quirúrgica.

Tras la lesión, el cuerpo puede intentar reparar el nervio. En casos leves, la inflamación disminuye y la conducción retorna. En casos más graves, la regeneración requiere crecimiento axonal, que ocurre lentamente, típicamente a unos 1 milímetro por día. Si el nervio no puede regenerarse o no se repara, puede producirse una pérdida permanente de la función.

¿Cómo se diferencian el dolor nervioso y el daño nervioso?

El dolor nervioso y el daño nervioso están relacionados, pero no son idénticos. El dolor nervioso se refiere al malestar causado por una señalización nerviosa anormal, mientras que el daño nervioso describe la lesión estructural o funcional del propio nervio.

El dolor nervioso suele presentarse como:

  • Sensaciones urentes, punzantes o lancinantes.

  • Hormigueo o sensaciones de “descarga eléctrica”.

  • Dolor desencadenado por el tacto ligero, el frío o el movimiento.

  • Molestias que pueden empeorar por la noche o en reposo.

El daño nervioso produce efectos más amplios, que pueden incluir:

  • Entumecimiento o pérdida de sensibilidad en la zona afectada.

  • Debilidad muscular o parálisis.

  • Pérdida de coordinación o de reflejos.

  • Cambios en la temperatura de la piel, el color o la sudoración.

Puede haber daño nervioso sin dolor, como en la pérdida sensitiva completa. Del mismo modo, el dolor nervioso puede darse sin daño estructural visible, especialmente en casos iniciales o leves. Distinguir entre ambos ayuda a determinar los objetivos del tratamiento: aliviar el dolor, restaurar la función o ambos.

¿Qué tipos de nervios son más vulnerables?

Todos los nervios pueden lesionarse, pero ciertos tipos y ubicaciones corren mayor riesgo por su posición y función.

Nervios periféricos cerca de las articulaciones: estos nervios pasan por espacios estrechos o alrededor de estructuras óseas, lo que los hace propensos a la compresión o al estiramiento.

Ejemplos:

  • Nervio cubital: discurre por la cara interna del codo y puede comprimirse en el síndrome del túnel cubital.

  • Nervio mediano: pasa por la muñeca en el túnel carpiano y a menudo se ve afectado por movimientos repetitivos de la mano.

  • Nervio peroneo: rodea la parte externa de la rodilla, vulnerable al cruzar las piernas o ante lesiones de rodilla.

Contenido relacionado:

Grandes redes nerviosas:

  • Plexo braquial: inerva el hombro, el brazo y la mano. Puede estirarse o desgarrarse durante traumatismos de alta energía o lesiones en el parto.

Nervios sensitivos superficiales: situados justo bajo la piel, se lesionan con facilidad por cortes o traumatismos contusos.

La vulnerabilidad depende de la exposición del nervio, la anatomía circundante y los tipos de movimientos o presiones que experimenta. Reconocer los nervios de alto riesgo permite una mejor prevención e intervención precoz.

¿Cómo puede repararse un nervio por sí mismo?

Un nervio periférico tiene cierta capacidad de curación tras una lesión, pero el proceso es lento y depende del grado de daño. Si la vaina protectora externa permanece intacta, las fibras internas (axones) pueden volver a crecer a lo largo de la vía existente. Esta regeneración suele producirse a una velocidad de unos 1 milímetro al día.

Tras la lesión:

  • Las secciones dañadas del axón más allá del sitio de lesión se descomponen en un proceso llamado degeneración walleriana.

  • Las células de apoyo, como las células de Schwann, eliminan los desechos y liberan factores de crecimiento que guían el nuevo crecimiento axonal.

  • El axón en regeneración sigue la vaina restante hacia su músculo diana o receptor sensorial.

Las lesiones leves, como la neurapraxia, a menudo se recuperan por completo sin intervención. Las lesiones más graves, como la axonotmesis, pueden tardar meses en sanar y requerir rehabilitación. En los casos en que la vía nerviosa está interrumpida, como en la neurotmesis, la reparación natural no es posible sin cirugía.

El éxito de la autorreparación depende del manejo precoz, la prevención de nuevas lesiones y el mantenimiento de tejidos circundantes sanos mediante terapia y cuidados.

¿Cuáles son las opciones de tratamiento para la lesión del nervio?

El tratamiento depende del tipo, la ubicación y la gravedad del daño. Los objetivos principales son restaurar la función nerviosa, aliviar los síntomas y prevenir nuevas lesiones.

Tratamientos no quirúrgicos:

  • Reposo e inmovilización: protegen el nervio lesionado y reducen la inflamación.

  • Fisioterapia y terapia ocupacional: mantienen el movimiento articular, previenen la rigidez y reeducan los músculos.

  • Medicamentos: analgésicos, antiinflamatorios o fármacos para el dolor neuropático como gabapentina o duloxetina.

  • Férulas u ortesis: disminuyen la presión sobre el nervio y mejoran la función.

  • Bloqueos nerviosos o estimulación eléctrica: proporcionan alivio temporal del dolor y fomentan la actividad nerviosa.

Tratamientos quirúrgicos del nervio:

  • Cirugía de reconstrucción nerviosa: término amplio que incluye distintos métodos para restaurar la estructura y función de un nervio dañado.

  • Cirugía de reparación del nervio: los extremos de un nervio seccionado se suturan con precisión. Se realiza cuando el espacio entre los extremos es corto y puede cerrarse sin tensión.

  • Injerto nervioso: se utiliza un segmento de nervio sano de otra parte del cuerpo para puentear una brecha cuando la reparación directa no es posible.

  • Transferencia nerviosa: se redirige un nervio sano o una de sus ramas para restaurar la función en un área donde el nervio original no puede recuperarse.

  • Neurólisis: se libera el nervio del tejido cicatricial u otras estructuras que lo comprimen, permitiendo un funcionamiento más normal.

Estas opciones quirúrgicas se eligen según la ubicación, el tipo y la gravedad de la lesión, así como el tiempo transcurrido desde que ocurrió. Una evaluación temprana por un especialista puede mejorar las probabilidades de una buena recuperación.

¿Cuándo debe tratarse de forma diferente una lesión del plexo braquial?

¿Cuándo debe tratarse de forma diferente una lesión del plexo braquial?

Una lesión del plexo braquial afecta a la red de nervios que controlan el movimiento y la sensibilidad del hombro, el brazo y la mano. Debido a que estos nervios son vitales para la función del miembro superior, sus lesiones suelen requerir un enfoque diferente al de otras lesiones de nervios periféricos.

Se necesitan consideraciones especiales de tratamiento cuando:

  • La lesión es grave: los desgarros completos (avulsiones o rupturas) requieren una intervención quirúrgica temprana para restaurar la continuidad nerviosa y prevenir la pérdida muscular permanente.

  • Hay varios nervios implicados: el daño a varias ramas puede causar patrones complejos de debilidad y requerir una combinación de reparación, injertos y transferencias nerviosas.

  • No hay recuperación tras 3–6 meses: la mejora tardía puede indicar que el nervio no puede curarse de forma natural y la reconstrucción quirúrgica se vuelve más urgente.

  • La lesión está relacionada con un traumatismo: los accidentes de alta energía, como los de motocicleta, suelen causar estiramientos o desgarros graves que no se recuperan sin cirugía.

  • Lesiones relacionadas con el parto (parálisis obstétrica del plexo braquial): los lactantes pueden necesitar fisioterapia precoz y, en algunos casos, cirugía dentro del primer año para recuperar la función.

El diagnóstico temprano es fundamental. La derivación oportuna a un equipo especializado en cirugía del plexo braquial aumenta la probabilidad de recuperar una función útil del brazo y la mano.

¿Cómo se tratan las lesiones por compresión más comunes?

Las lesiones por compresión ocurren cuando un nervio es presionado por tejidos circundantes como músculos, ligamentos u huesos. Ejemplos comunes incluyen el síndrome del túnel carpiano (compresión del nervio mediano en la muñeca), el síndrome del túnel cubital (compresión del nervio cubital en el codo) y la compresión del nervio peroneo en la rodilla.

El tratamiento se centra en aliviar la presión, restaurar la función del nervio y prevenir nuevas lesiones:

Tratamientos no quirúrgicos:

  • Modificación de actividades: evitar posturas o movimientos que aumenten la presión sobre el nervio.

  • Férulas u ortesis: mantener la articulación afectada en posición neutra para reducir la compresión, especialmente por la noche.

  • Fisioterapia: ejercicios de estiramiento y fortalecimiento para reducir la tensión sobre el nervio.

  • Medicamentos: antiinflamatorios o fármacos para el dolor neuropático.

  • Inyecciones de corticosteroides: utilizadas en algunos casos para reducir la inflamación y la hinchazón.

Tratamientos quirúrgicos:

  • Cirugía de descompresión nerviosa: eliminación o liberación de la estructura que causa la presión (p. ej., sección del ligamento sobre el túnel carpiano).

  • Neurólisis: liberar el nervio del tejido cicatricial o adherencias que lo atrapan.

La intervención temprana a menudo previene el daño nervioso a largo plazo. Retrasar el tratamiento puede conducir a debilidad, entumecimiento o pérdida de coordinación permanentes en el área afectada.

¿Cuáles son los resultados a largo plazo y las expectativas de recuperación?

La recuperación a largo plazo tras una lesión del nervio depende del tipo, la ubicación y la gravedad del daño, así como de la rapidez con que se inicie el tratamiento. Las lesiones leves, como la neurapraxia, suelen curarse por completo en semanas o meses. Las lesiones más graves, como la axonotmesis o la neurotmesis, pueden requerir muchos meses de recuperación o intervención quirúrgica.

Factores que influyen en los resultados incluyen:

  • Gravedad de la lesión: las transecciones completas del nervio tienen menos posibilidades de recuperación total.

  • Tiempo hasta el tratamiento: el diagnóstico y manejo precoces aumentan la probabilidad de recuperar la función.

  • Edad y salud del paciente: las personas más jóvenes y sanas suelen recuperarse más rápido.

  • Rehabilitación: la fisioterapia y terapia ocupacional continuas ayudan a mantener la fuerza muscular, prevenir la rigidez y mejorar la coordinación.

Posibles resultados a largo plazo:

  • Restauración completa del movimiento y la sensibilidad en casos leves a moderados.

  • Recuperación parcial con debilidad, entumecimiento o dolor neuropático residual en casos más graves.

  • Pérdida permanente de la función si el nervio no puede regenerarse o si la cirugía no tiene éxito.

La recuperación suele ser lenta, con un recrecimiento nervioso de alrededor de 1 milímetro al día. La paciencia, la terapia constante y el seguimiento médico estrecho son esenciales para lograr el mejor resultado posible.

¿Cómo progresa la recuperación tras una lesión o cirugía?

La recuperación después de una lesión del nervio o de una cirugía sigue un proceso gradual, ya que los nervios sanan y vuelven a crecer lentamente. El cronograma depende de la gravedad de la lesión, el tipo de tratamiento y la salud general del paciente.

Etapas típicas de la recuperación:

  • Curación inicial (primeras semanas): disminuyen la hinchazón y la inflamación, y el dolor puede ceder. En lesiones leves, la conducción nerviosa puede mejorar rápidamente.

  • Fase de regeneración (semanas a meses): los axones dañados vuelven a crecer a una velocidad de unos 1 milímetro por día. La sensibilidad y el movimiento regresan de forma gradual, comenzando por la zona más cercana al sitio de la lesión.

  • Fase de rehabilitación (meses a años): la fisioterapia y la terapia ocupacional fortalecen los músculos, restauran la coordinación y reeducan al sistema nervioso para utilizar la función recuperada.

Tras la cirugía, la recuperación suele incluir:

  • Protección: inmovilización o férulas para salvaguardar la reparación.

  • Movilización gradual: ejercicios controlados para evitar la rigidez sin estresar la reparación.

  • Reeducación sensorial: técnicas para ayudar al cerebro a interpretar señales nerviosas nuevas o que regresan.

La recuperación completa puede tardar varios meses a años. Algunos pacientes recuperan la función por completo, mientras que otros pueden presentar debilidad, entumecimiento o dolor persistentes a pesar del tratamiento óptimo. El seguimiento regular garantiza que se controle el progreso y se ajuste la terapia según sea necesario.

¿Cuándo el daño nervioso es permanente y la recuperación improbable?

¿Cuándo el daño nervioso es permanente y la recuperación improbable?

El daño nervioso se vuelve permanente cuando la lesión es demasiado grave para que el nervio se regenere o cuando la reparación se retrasa más allá de la ventana de recuperación significativa. En estos casos, los músculos, las áreas sensitivas o ambos pierden la función de forma definitiva.

Situaciones en las que la recuperación es improbable incluyen:

  • Transección completa sin reparación: si un nervio seccionado no se reconecta quirúrgicamente a tiempo, se pierde la vía para la regeneración.

  • Neurotmesis grave: cuando tanto el axón como sus cubiertas protectoras están destruidos, incluso la cirugía puede no restaurar la función si el daño es extenso.

  • Denervación prolongada: si un músculo permanece sin inervación durante más de 12–18 meses, puede sufrir atrofia irreversible.

  • Compresiones crónicas: la presión nerviosa de larga duración, como en un túnel carpiano no tratado, puede causar pérdida permanente de sensibilidad y fuerza.

  • Daño por enfermedad subyacente: afecciones como la diabetes avanzada o ciertas enfermedades autoinmunes pueden causar pérdida irreversible de fibras nerviosas.

La evaluación e intervención tempranas son clave para prevenir déficits permanentes. Una vez que el daño es irreversible, el tratamiento se centra en el manejo de los síntomas, la prevención de complicaciones secundarias y la maximización de la función restante.

Preguntas frecuentes

¿Cómo afectan las enfermedades subyacentes al riesgo y la curación de las lesiones nerviosas?

Enfermedades crónicas como la diabetes, trastornos autoinmunes y vasculares aumentan el riesgo de lesión nerviosa al reducir el flujo sanguíneo, provocar inflamación o dañar las fibras nerviosas. También pueden ralentizar la curación, ya que una mala circulación y una reparación celular limitada restringen la regeneración. El control eficaz de la enfermedad de base mejora las posibilidades de recuperación.

¿Qué cuidados en casa favorecen la recuperación del nervio?

Los cuidados en el hogar incluyen estiramientos suaves, ejercicio regular de bajo impacto y una dieta equilibrada rica en vitaminas B y E para la salud nerviosa. Proteja el área lesionada de nuevos esfuerzos, mantenga una buena postura y siga las rutinas de terapia prescritas. El descanso adecuado y evitar la carga repetitiva favorecen la curación y previenen nuevos daños.

¿Cómo pueden los pacientes prevenir la lesión nerviosa?

Los pacientes pueden prevenir lesiones nerviosas manteniendo una buena postura, utilizando estaciones de trabajo ergonómicas y realizando pausas regulares durante tareas repetitivas. El uso de equipo de protección en deportes o actividades de riesgo reduce los traumatismos. Controlar las enfermedades crónicas, evitar la presión prolongada sobre las articulaciones y practicar técnicas seguras de levantamiento también ayuda a proteger los nervios del daño.

¿Cuándo se debe buscar ayuda médica por dolor o lesión del nervio?

Busque ayuda médica si los síntomas aparecen repentinamente, empeoran con rapidez o incluyen debilidad, entumecimiento o pérdida de coordinación. Es esencial una evaluación inmediata tras traumatismos, cortes profundos o descargas eléctricas. El dolor nervioso persistente, las sensaciones urentes o el hormigueo inexplicado también requieren valoración temprana para prevenir daños duraderos.

¿Qué lesión nerviosa causa ronquera?

La ronquera puede resultar de una lesión del nervio laríngeo recurrente, una rama del nervio vago. Este nervio controla la mayoría de los músculos de la laringe. El daño puede ocurrir durante cirugías de cuello o tórax, traumatismos o por tumores, lo que provoca debilidad de las cuerdas vocales y alteración de la calidad de la voz.

¿Puede una lesión del nervio causar ELA?

Una lesión del nervio no causa esclerosis lateral amiotrófica (ELA). La ELA es una enfermedad neurodegenerativa progresiva que afecta a las motoneuronas, con causas vinculadas a factores genéticos y ambientales. Aunque las lesiones nerviosas pueden provocar debilidad, entumecimiento o dolor, no desencadenan la ELA. Sin embargo, ambos procesos pueden compartir algunos síntomas iniciales.

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