La cirugía de descompresión nerviosa es un procedimiento que libera la presión sobre un nervio comprimido para restaurar la función, reducir el dolor y prevenir más daños.
La compresión nerviosa es una causa frecuente de dolor crónico y debilidad en las extremidades superiores e inferiores. Trastornos como el síndrome del túnel carpiano afectan a millones de personas en todo el mundo y, sin tratamiento, la compresión puede causar daño nervioso permanente.

La descompresión nerviosa es un procedimiento quirúrgico que elimina la presión sobre un nervio. Esta presión, llamada compresión nerviosa, puede deberse a tejidos inflamados, espacios anatómicos estrechos, tejido cicatricial o anomalías estructurales.
El objetivo de la descompresión es recuperar la función normal del nervio, reducir el dolor y prevenir más daño. Durante el procedimiento, el cirujano elimina o libera las estructuras que presionan el nervio — como ligamentos, hueso o tejido fibroso.
La descompresión puede realizarse en las extremidades superiores (p. ej., liberación del túnel carpiano por compresión del nervio mediano) y en las extremidades inferiores (p. ej., descompresión del nervio peroneo). A menudo se indica cuando medidas conservadoras como reposo, férulas, fisioterapia o analgésicos no alivian los síntomas.
La descompresión nerviosa alivia la compresión eliminando o liberando las estructuras que presionan el nervio. Esto aumenta el espacio disponible alrededor del nervio, mejora el flujo sanguíneo y reduce la inflamación.
Cuando se libera la presión, las señales eléctricas del nervio pueden viajar con normalidad de nuevo, recuperándose la sensibilidad y la función muscular. La descompresión también previene un mayor daño del nervio y limita el riesgo de dolor crónico o debilidad permanente.
En muchos casos, la descompresión también disminuye la inflamación de los tejidos circundantes, creando un entorno más favorable para la curación del nervio. Este enfoque dirigido aborda la causa subyacente del dolor nervioso en lugar de limitarse a controlar los síntomas.
La cirugía es necesaria cuando la compresión nerviosa provoca síntomas persistentes que no mejoran con tratamientos conservadores. Esto incluye reposo, férulas, fisioterapia, inyecciones o analgésicos.
Indicaciones frecuentes:
A menudo se recomienda operar de forma temprana si hay signos de daño nervioso significativo, ya que las demoras pueden reducir la probabilidad de recuperación completa.
Los procedimientos de descompresión nerviosa pueden tratar tanto las extremidades superiores como las inferiores, según el lugar donde se produzca la compresión.
Extremidades superiores
Extremidades inferiores
Otros atrapamientos que afectan cadera, pierna o pie.
Estas cirugías buscan recuperar sensibilidad, fuerza y movilidad al aliviar la presión en la extremidad afectada.
La descompresión quirúrgica se adapta al sitio específico de atrapamiento, pero sigue el mismo principio: eliminar o liberar las estructuras que comprimen el nervio.
Para extremidades superiores:
Para extremidades inferiores:
Según la localización, la gravedad de la compresión y el estado general del paciente, se emplean técnicas abiertas o mínimamente invasivas.
Un procedimiento de descompresión sigue un enfoque estructurado: eliminar la presión sobre el nervio afectado protegiendo los tejidos circundantes.
Pasos típicos:
La secuencia exacta puede variar según el tipo de descompresión y el sitio de atrapamiento.
Los síntomas que pueden conducir a la cirugía incluyen molestias persistentes o en empeoramiento que afectan la función diaria.
Signos frecuentes:
Cuando estos síntomas son graves, progresivos o confirmados por pruebas diagnósticas como causa de daño nervioso, puede recomendarse la descompresión para prevenir déficits permanentes.
El tiempo de recuperación varía según el tipo de cirugía, la localización de la compresión y el estado general del paciente.
Plazos típicos:
La recuperación puede incluir fisioterapia, retorno gradual a la actividad y uso temporal de analgésicos. El movimiento temprano, cuando lo indique el cirujano, ayuda a prevenir la rigidez y favorece el flujo sanguíneo para la curación del nervio.
Las complicaciones son poco frecuentes, pero posibles, y varían según el procedimiento y la salud del paciente.
Riesgos potenciales:
Una evaluación preoperatoria exhaustiva ayuda a reducir estos riesgos, y el cumplimiento de las indicaciones posoperatorias favorece una curación segura.
Las alternativas no quirúrgicas buscan aliviar la compresión sin operación, especialmente cuando los síntomas son leves o recientes.
Opciones habituales:
Si estas medidas no controlan los síntomas o progresa el daño nervioso, la cirugía de descompresión puede convertirse en el tratamiento recomendado.
Los analgésicos cumplen un papel de apoyo antes y después de la cirugía de descompresión, al controlar el dolor y mejorar la función.
Antes de la cirugía:
Después de la cirugía:
El objetivo es minimizar el dolor evitando la dependencia a largo plazo, especialmente de opioides, y facilitar la participación en fisioterapia durante la recuperación.
Las nuevas técnicas buscan que la descompresión sea más segura, menos invasiva y más eficaz, con recuperación más rápida y menor riesgo de complicaciones.
Avances destacados:
Estas innovaciones son especialmente valiosas en casos complejos, compresiones recurrentes o pacientes con múltiples sitios de atrapamiento.
El resultado esperado depende de la gravedad y duración de la compresión, así como del estado general del paciente.
Resultados típicos:
Pronóstico a largo plazo:
Seguir la rehabilitación posoperatoria y abordar factores de estilo de vida u ocupacionales ayuda a mantener los resultados y prevenir nuevos atrapamientos.
En general es segura, pero sigue siendo un procedimiento importante. Conlleva riesgos como infección, sangrado y posible lesión nerviosa. La mayoría de los pacientes se recupera bien, especialmente si se opera pronto. La gravedad depende del lugar del nervio, el grado de compresión y la salud general del paciente.
Muchas cirugías de descompresión muestran tasas altas de éxito. La descompresión del túnel carpiano logra alivio en 75–90%. La descompresión espinal (p. ej., por hernias discales) aporta mejoras del 71–89%. Procedimientos más complejos como la descompresión microvascular reportan 62–89% de libertad de dolor durante varios años.
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